18 de mayo de 2011

NIÑOS BILINGÜES: APRENDER IDIOMAS DESDE PEQUEÑOS

          Desde el momento en que nacen, los niños están genéticamente preparados para aprender a hablar más de un idioma. Su cerebro es súmamente permeable y está abierto al mundo para descubrir todo lo que le rodea. Su oído está muy desarrollado y prefiere escuchar palabras a cualquier otro sonido. El mundo de los bebés  está mediado por la palabra, que más adelante será su principal herramienta de comunicación e interacción. En los primeros años de vida el cerebro pasará por un cambio significativo tanto en tamaño como en funcionalidad, cosa que no volverá a darse en ninguna otra etapa posterior, lo cual lo deja potencialmente apto para todo tipo de aprendizaje. El cerebro está preparado para aprender varias lenguas, por lo que desperdiciamos nuestra capacidad si no explotamos esta opción.
          Mucho antes de saber hablar, los bebés son sensibles a las entonaciones propias de cada lengua. Es decir, que diferencian dos idiomas por el tipo de acento particular de cada uno. Gracias a los matrimonios formados por personas con diferentes lenguas maternas, se ha podido comprobar que los hijos de estas uniones incorporan espontáneamente ambos idiomas sin confundirlos. En 1997, el equipo de neurólogos del hospital Memorial Sloan Kettering, de Nueva York, comprobó que el cerebro de un niño es capaz de memorizar dos lenguajes en forma simultánea en una misma región de la corteza cerebral, utilizando un único grupo de neuronas, a diferencia de los adultos, quienes al adquirir un segundo idioma lo almacenan en un área distinta. En términos prácticos, esto significa que mientras más pequeños sean los niños, el aprendizaje de idiomas es natural y simple, ya que no hacen el proceso de traducir el pensamiento de un idioma a otro, como los adultos.
          Además, el bilingüismo tiene muchas ventajas: estos niños tienen una mayor capacidad de atención, pueden distinguir mejor lo importante de lo trivial y su cerebro crece a medida que se producen nuevas conexiones neuronales. A pesar de que pueda parecer confuso enseñar a un niño a hablar simultáneamente dos lenguas, esto favorece su desarrollo intelectual, memoria y concentración, potenciando sus capacidades a todo tipo de aprendizaje. La doctora Laura-Ann Petitto, directora de la investigación sobre la educación bilingüe en la Sociedad Americana de Neurociencia, explica que, a diferencia de lo que se podría temer, “no se produce ningún tipo de contaminación lingüística ni retraso en el aprendizaje”. Mientras más escuchen y usen un idioma, más rápido lo aprenderán. Los niños ofrecen menos resistencia a entender mensajes sencillos en otros idiomas y a reproducirlos poco después, así como a imitar otros sistemas fonológicos. También es muy importante que los padres colaboren desde casa para así facilitar a su hijo un mejor y mayor aprendizaje de la lengua seleccionada. Pedirle canciones y rimas que el niño esté trabajando en su clase y practicarlas con él le será muy provechoso a la vez que aprenderá jugando con sus papás. Leerle cuentos o alquilar películas infantiles en el idioma que aprende, facilita que se acostumbre a la pronunciación.
          Entonces, podemos afirmar que el éxito en el aprendizaje de una segunda lengua no depende de cuánto tiempo la persona lo ha estado hablando, sino desde cuándo lo empezó a hablar. La ventana de oportunidad para el aprendizaje de una segunda lengua esta abierta al máximo durante los primeros 10 años de vida. A los diez años el cerebro está más desarrollado y cuesta más aprender otra lengua. A esa edad, los niños ya no aprenden de forma intuitiva y natural, sino que tienen que esforzarse de una forma similar a los adultos.



Silvina Grazioso | Capacitación y Traducciones Lengua Inglesa


Datos obtenidos de www.todopapas.com | www.mikinder.blogspot.com

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